Si su última colección bebía del Surrealismo, esta vez Escoté busca referentes más lúdicos y mundanos y los encuentra en los 80, en la escena House y su indumentaria: colores fosforescentes en vivos que rematan camisas 'oversize' con cremalleras, chaquetas tipo 'bomber' de lentejuelas, faldas de vuelo para noches de baile sin tregua y brogues con plataforma para no desfallecer en la pista de baile. La Escoté más 'Vamp' resiste el envite de tanto decibelio en vestidos de terciopelo con (nada) inocentes lazadas en el pecho y los estampados felinos de la primera parte del desfile.
