Juana Martín invoca a los 50 del buen gusto en una colección en la que el rosa inicia una andadura en solitario por esas siluetas de señoras bien, con collar de perlas y moños de plátano. Algo que recuerda a aquella Audrey y Jackie con traje de chaqueta, bolso y zapatos a juego. El único guiño a lo contemporáneo llega en unos peep toes de plataforma. Los abriguitos y vestidos cóctel pasan del piqué de algodón a la lana con el aspecto y tacto de dulce de feria.Juana Martín invoca a los 50 del buen gusto en una colección en la que el rosa inicia una andadura en solitario por esas siluetas de señoras bien, con collar de perlas y moños de plátano. Algo que recuerda a aquella Audrey y Jackie con traje de chaqueta, bolso y zapatos a juego. El único guiño a lo contemporáneo llega en unos peep toes de plataforma. Los abriguitos y vestidos cóctel pasan del piqué de algodón a la lana con el aspecto y tacto de dulce de feria.
