Ya sea invierno o verano Blumarine no renuncia al colorido. Las tonalidades flúor compiten con el blanco inmaculado y, mezclándose con tejidos metalizados, dan paso a un estallido cromático donde el brillo y las lentejuelas son la clave. A medio camino entre el estilo 'disco' y el de los raperos neoyorquinos, las modelos lucen grandes aretes de colores, grandes cadenas y deportivas con tacón y caña alta. En una apuesta por la sofisticación más sobria, una serie de vestidos negros que juegan con la asimetría. En el extremo opuesto, el 'total look' leopardo. (Fotos: Podium pictures).